Entre dos Ríos
La historia de Palma del Río está condicionada ampliamente por su ubicación entre los ríos Guadalquivir y Genil, cauce natural por donde han circulado las culturas que fueron conformando un rico legado por la alta presencia del hombre en relación con el medio. Desde la prehistoria, la huella del hombre se manifiesta en estas tierras fértiles, que le permitieron asentarse y desarrollar sus modos de vida. Las prospecciones y excavaciones arqueológicas recientes confirman un hábitat humano del paleolítico y neolítico. La industria lítica del paleolítico inferior y medio así como manifestaciones culturales neolíticas está aflorando en avanzados estudios.
Edad de Cobre
La Edad del Cobre, el Calcolítico es cada día más conocida con varios yacimientos donde se han localizado puntas de lanza tipo palmela, cerámica campaniforme, fondos de cabaña y numerosos restos arqueológicos nos hablan de un territorio muy habitado con una actividad económica basada principalmente en la agricultura. Está documentada la Edad del Bronce con hallazgos cerámicos notables, así como la Cultura Tartésica del Guadalquivir Medio y la Cultura Íbero-Turdetana con influencias griegas y púnicas.
La Conquista Romana
Pero será la conquista romana y su cultura, la que represente un auge económico del Valle del Guadalquivir. La Bética con sus ríos Betis (Guadalquivir) y Síngilis (Genil), ambos navegables, el primero hasta Córdoba y el segundo hasta Écija, se verá altamente colonizada con el desarrollo, no sólo de la agricultura sino de una civilización que dará forma política, religiosa, cultural, idioma…
Las orillas de los ríos estaban repletas de alfares donde se elaboraban las ánforas globulares para transportar el aceite desde Palma hasta las provincias de Britannia y Germania o la capital del imperio en Roma. En el Monte Testacio están identificadas las ánforas procedentes de esta comarca con una gran variedad de sellos alfareros ubicados junto a los dos ríos como Scalensia, Belliciana, Saxum Ferreum, etc. Es en el término municipal de Palma donde se encuentran las poblaciones de Detumo y Segida Augurina, citada por Plinio el Viejo en su obra Naturalis Historia. Con la romanización llegó el cristianismo, que hemos conocido a través de las numerosas estelas, sarcófagos y materiales con simbología paleocristiana. Las actas del Concilio de Iliberris relacionan las comunidades cristianas del Valle del Guadalquivir de Córdoba a Sevilla.
El Reíno Visigodo
Tras la caída del Imperio Romano, el Reino Visigodo se asentó en el término municipal de Palma con sus manifestaciones culturales, de claro signo cristiano con estelas funerarias tan primorosas como el ladrillo tardoantiguo procedente de una necrópolis de la Saetilla, donde se representa una gran crátera con seis gallones, pie robusto y cuello con dos asas en S. La crátera se encuentra por columnas con capitel y basa, que sostienen un frontón triangular, en el que se inscribe el crismón, flanqueado por dos palomas. Palma formó parte de la provincia y diócesis de Itálica y siguió integrada en ella durante el periodo musulmán hasta la desaparición de las comunidades cristianas en la primera mitad del siglo XII.
La Invasión Musulmana
En el año 711 se produce la invasión musulmana con una rápida ocupación por las tropas de Tariq Ibn Zyiyad. Palma quedó encuadrada dentro de la Cora de Córdoba. En sus tierras, o muy cerca de ellas, se asentó una tribu procedente de Túnez, los Al-Sadif. El nombre de Palma aparece por vez primera escrito en el año 855 en el Memorial de los Santos de San Eulogio: “Ludovicus in vico Italicensis provinciae nomine Palma…”.Es la misma aldea, que arabizada llaman Balma. Por el martirio de San Luis mártir hemos conocido la existencia de una comunidad cristiana mozárabe a orillas del Genil. Una aldea, aún sin fortificar que es tomada con facilidad por los musulmanes que impondrán su nueva cultura. El desarrollo agrícola con nuevos frutales y mejor aprovechamiento de los recursos hídricos es sin duda una contribución de los nuevos pobladores. De este tiempo es el impresionante sistema de riego con azudas, norias y acequias. Unas imponentes norias de cangilones que se levantaron en el cauce del Genil; unas potentes ruedas de maderas con una complejidad técnica que se conservó hasta mediados del siglo XX.
Al periodo musulmán corresponde el recinto amurallado de Palma, primero la alcazaba en el siglo XI, y después las murallas en el siglo XII. Del castillo o alcazaba almorávide apenas se conservan varios torreones, entre ellos, el llamado popularmente Mesa de San Pedro, si bien las murallas almohades con sus torreones y puertas se conservan casi íntegras.
La Reconquista Cristiana
En el año 1231, don Alfonso, Infante de Molina junto con otros caballeros cristianos toman por armas la villa de Palma con gran matanza de sus pobladores y posterior abandono. La reconquista definitiva se lleva a cabo en 1241 por el rey Fernando III el Santo, no por armas sino mediante pacto de capitulación, lo que permitía la convivencia entre musulmanes y nuevos cristianos.
Palma, villa de realengo, será el lugar elegido por la nobleza andaluza para celebrar la Hermandad General de Andalucía. El 8 de mayo de 1313 se reunió en el castillo de Palma, la Hermandad formada por Sevilla, Córdoba, Jaén, Úbeda, Baeza, Carmona, Écija, Niebla, Jerez de la Frontera, Andújar, Arjona y Santiesteban.
El rey Alfonso XI otorga por privilegio rodado, el 2 de septiembre de 1342, el señorío de la villa de Palma a micer Egidio Bocanegra, Almirante Mayor de la Mar y hermano del Dux de Génova, Simón Bocanegra. La villa sufre un ataque musulmán el año de 1343 reduciendo su población. El rey concede al señor Bocanegra repoblar el lugar con una numerosa aljama de mudéjares castellanos, procedentes de Gumiel de Izán.
Ambrosio Bocanegra, segundo señor de Palma, nombrado Almirante Mayor de la Mar por Enrique II, obtuvo la victoria naval de la toma de La Rochela; el rey le concedió la merced del lugar de Linares. El matrimonio del IV señor de Palma, Gilio Bocanegra con Francisca Portocarrero, unirá los apellidos Bocanegra Portocarrero. El 23 de enero de 1451, el rey Juan II concede al VI señor de Palma, Martín Fernández Portocarrero la celebración de un mercado franco al año en su villa de Palma con duración de quince días desde la fiesta de la Asunción; un mercado libre de impuestos y gabelas, lo que representó un avance comercial de la villa. Es por tanto una de las ferias más antiguas de Andalucía. En 1473 se produce una emigración de conversos judíos hasta la villa de Palma, huyendo de los ataques recibidos en localidades próximas. El clima de protección del señor de Palma y la convivencia de las distintas comunidades religiosas se hizo patente en Palma con la celebración de todos los cultos en Santa María, en la aljama y en la sinagoga.
Luis Portocarrero, VII señor de Palma sirvió a los Reyes Católicos con victorias militares frente a los musulmanes que le supusieron privilegios reales como las quince banderas de la Batalla de Lopera (1483) en su escudo de armas y el vestido de la reina usado en la Natividad de la Virgen ser regalado a la señora de Palma. Luis Portocarrero, poeta y militar, participó activamente en la toma de Granada y en las guerras de Italia donde perdió la vida.
La Baja Edad Media
Durante la baja Edad Media se levantaron muchas de las edificaciones que han llegado hasta nuestros días como el Hospital de San Sebastián, hospital medieval que reunificó los muchos hospitales de caridad que había en Palma, de los que sólo queda el recuerdo de los nombres de la calles Coronada o Cuerpo de Cristo. Se fundaron los conventos de Santo Domingo y Santa Clara; y sobre una antigua ermita de Belén se levantó el convento franciscano de Ntra. Sra. de Belén conocido popularmente como el convento de San Francisco. En la margen derecha del Guadalquivir se cita una ermita de la advocación de Belén, lugar de la Fuente de los Condes donde se populariza la devoción mariana, que terminará siendo reconocida como patrona de Palma.
Siglos XVI y XVII
El siglo XVI comenzó con la concesión en 1507 del título de Conde al señor de Palma Luis Portocarrero, quien con su mujer Francisca Manrique levantaron el Palacio de los Portocarrero con balcón principal a la plaza del Cabildo. En este palacio nació en 1635 Luis Manuel Fernández Portocarrero, Cardenal Portocarrero, hombre clave en la sucesión monárquica de 1700. Los siglos XVI y XVII son de gran proliferación constructiva y religiosa junto a revueltas sociales provocadas por crisis de subsistencias (1652). Muchos palmeños abandonan la villa acosados por el hambre y la peste, y algunos se encaminan al Nuevo Mundo, América.
Siglo XVIII
En el siglo XVIII tuvo lugar la construcción de la Parroquia de la Asunción, hermoso templo barroco. También se levantó la iglesia de Buen Suceso y se realizaron ampliaciones y reformas en muchos edificios religiosos de la villa.
Siglo XIX
En siglo XIX Palma fue ocupada por el invasor francés, en la Guerra de Independencia (1808). El general carlista, Miguel Gómez tomó la villa durante tres días de noviembre de 1836. Las desamortizaciones de Mendizábal expropian los conventos de San Francisco y Santo Domingo. En 1857 llegó el ferrocarril, inaugurado en 1862 por la reina Isabel II y su hijo, el Príncipe de Asturias, futuro rey Alfonso XII. Ese mismo día se inauguró un puente de madera sobre el río Guadalquivir que terminaba con siglos de la barca. Una crecida del río, acabó con el puente de madera y se instaló un puente de hierro construido en Paris por la industria Cail (1885). Cail participó en la construcción de la torre Eiffel. El 31 de enero de 1888 la reina regente María Cristina de Habsburgo concedió el título de ciudad a Palma del Río.
Siglo XX
Durante el siglo XX, la ciudad de Palma fue referente del Movimiento Obrero, los partidos de izquierdas y la masonería. La logia Luz y Prosperidad de Palma se considera foco masónico del Valle del Guadalquivir. En la primera mitad del siglo se levantan los jardines Reina Victoria y el Paseo Alfonso XIII con los quioscos, las escuelas del parque, el mercado de abastos, el puente de la Alegría sobre el Genil y un gran desarrollo del cinematógrafo con salas como el Salón Jerez.
A la proclamación de la II República, siguió la victoria del Frente Popular en Palma. El 18 de julio de 1936 un golpe militar inicia una larga guerra. En Palma se constituyó un comité revolucionario. En este periodo se realizaron varios fusilamientos. El 27 de agosto del mismo año entraron las tropas franquistas al mando del comandante Baturones. Durante varios días hubo una fuerte represión de la población con centenares de fusilados.
Tras la larga dictadura franquista se recuperó la democracia en 1977 con las primeras elecciones democráticas donde el palmeño Antonio José Delgado de Jesús, por la UCD obtuvo acta de parlamentario. En 1978 los palmeños dieron su voto mayoritario a la nueva Constitución; y en 1979 se recuperaron las elecciones municipales de la que resultó primer alcalde democrático, el candidato del PSOE, Manuel López Maraver.